Motivación para la Pascua

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La celebración de la Pascua, en el marco del Año de la fe, nos ofrece una ocasión preciosa para redescubrir la verdad que grita la fe: Dios es amor. Nos hallamos en el corazón mismo de la fe cristiana. No se trata de un mero slogan bonito, o de una frase hecha, es la síntesis de la existencia cristiana, es poner en el centro lo que es central: el amor de Dios, el amor que es Dios. Nos lo recordaba bellamente el papa Benedicto XVI en su primera encíclica “Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva… Y, puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4, 10), ahora el amor ya no es sólo un «mandamiento», sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro” (Benedicto XVI, Deus caritas est, 1).

El mundo no está acostumbrado a que una persona entregue su vida sin reservas y gratuitamente en favor de los demás. A lo que sí parece que estamos demasiado acostumbrados es a que algunos “resten” vida a otros de mil formas: violencia, opresión, hambre, explotación, etc. Son demasiado frecuentes los episodios en lo que se sofoca la vida de los demás o se socavan los cimientos del respeto a la dignidad de la persona humana. Asistimos a tiempo de “recortes”, pero no sólo en lo económico y en lo social, también en lo humano. Y, de nuevo nos sorprende la Pascua, con ese “plus” de novedad que se cuela por las fisuras del alma como un estallido de vida que alcanza hasta los tuétanos. No es un algo, es un Alguien, es Jesucristo. La Pascua nos enseña a ser cristianos y viene en nuestra ayuda. La vida cristiana es radicalmente vida pascual, es hacer el camino de Jesús, es pasar al evangelio. La nueva evangelización nos emplaza a tener la Pascua como punto de partida y de llegada de nuestro ser cristianos. Esta es la experiencia de Pablo: “vivo de la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí” (Gál 2,20).

Da la impresión, al pensar en Jesús, que el Hijo de Dios entró al mundo preguntando: ¿quién es el último? El camino de la entrega por amor hasta la muerte y una muerte de cruz. La cruz no es únicamente un momento puntual en la vida de Jesús. Es la dimensión fundamental de toda su vida, es la máxima afirmación de los otros en la propia entrega. Es un amor sorprendente, maravilloso, incondicionado e incondicional, desmedido. Nadie ha amado así. Es continuar amando donde normalmente el amor se quiebra en todos. En la cruz lo que se expresa es esteamor grande, el sufrimiento no es sino la comprobación de la seriedad de ese amor, que va hasta el final, que perdona hasta el final, que se da hasta el final. Y llega hasta lo impensable, puesto que hasta aquello que apenas nos atrevemos a balbucir con labios vacilantes, lo canta a cuatro voces la liturgia: la cruz es “el abrazo de Dios con los verdugos de su Ungido” (Liturgia del viernes santo). Surge espontánea la pregunta: ¿cómo no amar a quién así nos ama?

Amigos catequistas, hermanos y hermanas, sigamos los pasos de Cristo, en esta semana grande y siempre. Tened confianza y esperanza, nada nos puede separar del amor de Dios, hay luz al final de nuestros túneles. La luz de la Resurrección de Jesucristo traspasa todas nuestras oscuridades (personales y comunitarias), todas nuestras noches, todas nuestras muertes hasta la misma Muerte. Estés donde estés, no lo olvides; seas lo que seas, no lo olvides: Dios nos ama. Y tomar conciencia de esto es la mejor garantía para empezar de nuevo, es la mejor de las noticias, es lo mejor que nos puede pasar. Pascua es una invitación a vivir en plenitud, desde la alegría, la esperanza y la paz dadas a luz en el dolor, el servicio y la entrega… y todo, porque Dios es así y hace las cosas a su manera, simple y llanamente, por amor. Créelo, vívelo y… Pásalo.

FELIZ PASCUA DE AMOR Y FE

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN

Equipo Delegación de Catequesis

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Papa Francisco